La idea de justicia ocupa un lugar especial en la filosofía de Platón, de hecho, el amor de Platón a la justicia se puede leer entre líneas. Por ello, resulta fácil imaginar su descontento con la corrupción que imperaba en la Atenas de su tiempo, después de todo, la democracia ateniense estaba al borde del colapso y, en última instancia, era responsable de la muerte de Sócrates. En tales circunstancias, en la República, Platón plantea la pregunta ¿qué es una sociedad justa?, y concluye que una sociedad es lo que es porque los individuos que la conforman son lo que son.
En aquel entonces, como ahora, probablemente muchos hablaban de justicia, pero pocos la entendían. Platón observa un individualismo desmedido y una Atenas dividida en dos bandos para sus propios fines egoístas: ricos y pobres, opresores y oprimidos. De ahí su crítica a las nociones tradicionales de justicia, para él, la justicia no es «hacer el bien a los amigos y el mal a los enemigos», porque la justicia es buena para todas las personas y no debe utilizarse como medio para beneficiar a unos y perjudicar a otros. Tampoco es el derecho del más fuerte ni consiste en el simple cumplimiento de las leyes. Porque la justicia es natural y universal, no es artificial ni está basada en convenciones.
Además de la crítica, Platón también expone su particular visión en la que la justicia, en el contexto individual, es una virtud humana que nos permite ser coherentes y buenos con nosotros mismos. Mientras que, en el contexto social, la justicia es una conciencia social que fomenta la armonía y el bienestar en la sociedad.
Dikaiosiné
En el diálogo, probablemente más famoso, acerca de la naturaleza de la justicia en la República, Platón utiliza la palabra griega Dikaiosiné para la justicia, la cual, a su vez, viene de la palabra Diké que significa justicia, ley o ley establecida. Ahora bien, de Diké procede el adjetivo Dikaios, que significa justo, y de éste se deriva la forma más larga Dikaiosiné que significa «estado de lo que es justo».
Igualmente, en la mitología griega, Diké es la diosa de la justicia: un símbolo eterno de equidad y rectitud. Por consiguiente, el término Dikaiosiné está estrechamente relacionado con el concepto de equidad, moralidad y rectitud.
Platón explica la justicia como una cualidad del alma por la que dejamos de lado los deseos irracionales del placer y su satisfacción egoísta y, en su lugar, nuestras acciones encierran un beneficio general. La justicia o Dikaiosiné incluye correctamente todos nuestros deberes, y abarca todo el espectro de las consecuencias de nuestros actos.
La justicia como armonía
Platón observa que, si podemos discernir lo que forma a un individuo virtuoso, podremos saber la manera en que se forma una sociedad virtuosa y eficaz.
Ahora bien, los antiguos griegos contemporáneos de Platón entendían la virtud como la perfección que le corresponde a las cosas, aquello en lo que las personas encontramos nuestra perfección o excelencia en general. No obstante, la perfección no se alcanzaba porque sí, las personas se hacían virtuosas en la Polis (Ciudad-Estado). Ésta no era sólo un ente político, más bien, se trataba de un concepto mucho más amplio que aquello que entendemos hoy día por Estado. Porque, además de ser la fuente del gobierno, también era la fuente de la cultura. Precisamente, desde esta idea cultural griega de Polis, Platón relaciona el bien de cada persona con el bien de la sociedad.
Pero si los guardianes del Estado y de sus leyes parecen guardianes sin serlo, ves bien claro que corrompen por completo todo el Estado, y sólo ellos tienen la oportunidad de organizarlo bien y hacerlo feliz. Formemos, pues, verdaderos guardianes, hombres que puedan dañar al Estado lo menos posible; y aquel que proponga aquello de que los labriegos son felices regodeándose con banquetes, como en un festival más que en un Estado, habla de algo distinto a un Estado. Hay que examinar, por consiguiente, si instituimos los guardianes con la mirada puesta en proporcionarles a ellos la mayor felicidad posible, o si mirando a toda la sociedad se la debe considerar de modo que ésta la alcance; para lo cual estos guardias y los guardianes deben ser obligados o persuadidos a hacer lo que los haga ser los mejores artesanos de su propia función, y del mismo modo todos los demás. Y así, al florecer el Estado en su conjunto y en armoniosa organización, cada una de las clases podrá participar de la felicidad que la naturaleza les ha asignado.
― Platón, La República
La justicia es una orden, pero sobre todas las cosas es un deber y debe aplicarse a la persona y al Estado. En otras palabras, la justicia está estrechamente relacionada con la rectitud, se trata más de un cumplimiento de los deberes que de disfrutar de los derechos.
La justicia simboliza una forma de especialización
Según la Teoría de la Justicia de Platón, en una sociedad justa, la justicia es la eficaz armonía de la totalidad, tanto como que cada persona tiene y hace lo propio: aquello que le corresponde a cada uno. Porque la justicia se basa en la naturaleza interior del espíritu humano.
Lo que desde un comienzo hemos establecido que debía hacerse en toda circunstancia, cuando fundamos el Estado, fue la justicia o algo de su especie. Pues establecimos, si mal no recuerdo, y varias veces lo hemos repetido, que cada uno debía ocuparse de una sola cosa de cuantas conciernen al Estado, aquella para la cual la naturaleza lo hubiera dotado mejor. […] y que la justicia consistía en hacer lo que es propio de uno, sin dispersarse en muchas tareas […]. En tal caso, mi amigo, parece que la justicia ha de consistir en hacer lo que corresponde a cada uno, del modo adecuado.
― Platón, La República
De esta manera, Platón señala que una sociedad es justa únicamente cuando cada uno de nosotros hace lo que le es propio realizar, es decir, lo que por naturaleza estamos capacitados para hacer, de manera tal que prosperemos nosotros individualmente y la sociedad en su conjunto: qué puedo aportar yo a la sociedad según mis habilidades, capacidades y aptitudes.
Platón: ¿Qué es una sociedad justa?
Según la filosofía griega, el Estado nace por el bien de la vida y continúa por el bien de una buena vida, lo que hace esencial tener una «sociedad justa y un Estado justo». Así, a través del diálogo con Sócrates, Platón argumenta que la justicia es la armonía continua entre el Estado y el ciudadano, un principio fundamental que implica actuar de acuerdo con la razón y la virtud.
Aquello que desde el principio, cuando fundábamos la ciudad, afirmábamos que había que observar en toda circunstancia, eso mismo o una forma de eso es, a mi parecer, la justicia. Y lo que establecimos y repetimos muchas veces, si bien te acuerdas, es que cada uno debe atender a una sola de las cosas de la ciudad: a aquello para que su naturaleza esté mejor dotada.
-En efecto, eso decíamos.
-Y también, de cierto, oíamos decir a otros muchos y dejábamos nosotros sentado repetidamente que el hacer cada uno lo suyo y no multiplicar sus actividades era la justicia.
-Así de cierto lo dejamos sentado.
-Esto, pues, amigo -dije-, parece que es en cierto modo la justicia: el hacer cada uno lo suyo. […] lo que faltaba en la ciudad después de todo eso que dejamos examinado -la templanza, el valor y la prudencia-, es aquello otro que a todas tres da el vigor necesario a su nacimiento y que, después de nacidas, las conserva mientras subsiste en ellas. Y dijimos que si encontrábamos a aquellas tres, lo que faltaba era la justicia.
― Platón, La República
Una sociedad justa es aquella en la que cada clase social tiene personas con el equilibrio adecuado del deseo (o apetito), emoción (o espíritu) y conocimiento (o intelecto).
El comportamiento humano se caracteriza por tres fuentes principales: deseo (o apetito), emoción (o espíritu) y conocimiento (o intelecto). Según Platón, la persona ideal es aquella que tiene la combinación perfecta de estas tres características, y una sociedad justa es aquella en la que cada clase social tiene personas con el equilibrio adecuado de estas características.
Así, Platón nos dice que, en una sociedad justa, los gobernantes, los militares y los artesanos deben cumplir con sus obligaciones: los gobernantes son sabios, los soldados son valientes y los productores y comerciantes ejercen el autocontrol o la templanza. No obstante, la justicia es la virtud propia del Estado, ya que es la encargada de crear armonía entre las tres clases sociales y es una condición necesaria para nuestra felicidad.
Imaginemos un edificio en construcción donde cada parte es asignada al artesano correspondiente, pero hay un arquitecto encargado de la obra en su conjunto y del resultado final. De la misma manera, las tres virtudes cardinales -la Templanza, el Valor y la Sabiduría- deben cultivarlas los gobernantes, los militares y los artesanos, pero la Justicia, la cuarta virtud, actuaría como el arquitecto encargado de establecer una sociedad justa o Estado perfecto. De ahí, que la teoría de Platón también se conoce como Teoría Arquitectónica de la Justicia.
En otras palabras, Platón relaciona nuestra actitud con la vida moral recta, es decir, con ser buenos, y a la justicia con el bien. Por tanto, somos justos si ordenamos nuestras vidas siguiendo la idea del bien, como es justa la sociedad guiada por un gobernante que conoce el bien y ordena a las clases que la componen al cumplimiento de su fin.
Una sociedad justa se alcanza teniendo en cuenta el bien del conjunto
Platón explica que la justicia es buena y es absolutamente necesaria para vivir una buena vida. Además, la justicia nos hace buenos y sociales, pero lo más importante es que nos une en armonía y facilita las conexiones necesarias para mantener la integridad social.
La teoría de la justicia de Platón es una teoría integral de la moralidad personal y social. En general, se trata de la perfección individual y colectiva, y de la responsabilidad personal y social basada en los principios de especialización, división del trabajo, bien común, contrato social e igualdad. Esta teoría no pertenece al ámbito del derecho, no se considera legal o judicial, más bien, pertenece a la idea de vida buena y está relacionada con la ética social y la justicia social.
En resumen, si poseemos un buen carácter moral podemos crear una sociedad con buenos valores morales y un Estado justo.
Foto | Diké – Diosa griega de la justicia por D Cameron @ Flickr, paisley museum scotland.