Si nuestros valores son claros, nuestras decisiones también son claras. Los valores personales expresan lo más importante para nosotros, señalan nuestros más profundos deseos y establecen nuestras capacidades y nuestros límites, desconocerlos es desconocer nuestra motivación y pasión particular.
En la foto vemos a Rosa Parks activista afroamericana y figura importante del movimiento por los derechos civiles en Estados Unidos. El 1 de diciembre de 1955 Parks se negó a ceder el asiento a un blanco, y moverse a la parte trasera del autobús en Montgomery, Alabama, como lo exigía la ley en ese momento. Prefirió ir a la cárcel.
Cuando tenemos claros nuestros valores personales, podemos tomar decisiones que exigen valentía y decisiones dolorosas que exigen sacrificios, pero que a largo plazo nos hacen felices. Por otra parte, cuando ignoramos nuestros valores personales podemos tomar decisiones con las que no podemos identificarnos y que nos hacen infelices.
El archivo zip de la humanidad
Los valores son el resultado de la experiencia que la humanidad ha ganado a través del tiempo sobre la mejor manera de vivir. Si hoy decimos que la mejor manera de tratar a una persona es con honestidad y generosidad, es porque la experiencia humana de más de 2000 años así lo revela. No es algo arbitrario, es algo que hemos aprendido con sangre y con lágrimas.
Asimismo, los valores personales son el resultado de nuestra consideración personal sobre la mejor manera de vivir, ya sea porque hemos reflexionado al respecto o porque la vida nos lo ha enseñado a la fuerza. En principio, son una forma de conocimiento sobre lo que funciona en general. Una suerte de archivo comprimido de toda la experiencia humana y personal. Son ideas que nos guían en la toma de decisiones como los planes de vuelo de un piloto.
Este Archivo Zip nos facilita las cosas, porque nos ahorra hacer cálculos infinitos cada vez que tenemos que tomar una decisión y actuar. Por ello, tener valores personales claros significa que el 99% de nuestra decisión ya está tomada.
El problema es que tomamos decisiones basadas en creencias conscientes o inconscientes. Todos tenemos necesidades, las mismas necesidades básicas de alimento y refugio, de seguridad y amor, de reconocimiento y autorrealización. Cada decisión que tomamos es un intento consciente o inconsciente de satisfacer estas necesidades.
Así ha sido siempre. No obstante, con el paso del tiempo creamos patrones de creencias conscientes o inconscientes que asimilamos como colectividad y como individuos. Hay muchos ejemplos, como las creencias relacionadas con la belleza que llevan a los más jóvenes a trastornos como la anorexia o la bulimia. Pero el ejemplo más claro y brutal son las creencias de la cultura nazi, que aún hoy día están siendo asimiladas por grupos sociales al rededor del mundo.
Para tomar decisiones basadas en los valores debemos trascender las estructuras de creencias de nuestro condicionamiento parental y cultural. Esto significa ser más lo que realmente somos y vivir una vida más auténtica. A medida que practicamos nuestras virtudes, los valores y las decisiones ganan claridad. Los valores mismos nos permiten trascender nuestras estructuras de creencias, y nos hacen más responsables del propio comportamiento.
Valores claros decisiones claras
Todos en algún momento sentimos que pudimos haber hecho las cosas de una manera diferente, y haber obtenido resultados diferentes. Y esto es así porque somos libres de elegir, pero somos responsables por cada uno de nuestros actos.
- ¿Cómo queremos tratar a las personas? (con compasión, honestidad, cordialidad, etc.)
- ¿Cómo lidiamos con las cosas que nos suceden? (de manera cuidadosa, audaz, reflexiva, etc.)
- ¿Cómo logramos nuestros objetivos? (con disciplina, perseverancia, diligencia, etc.)
Para tomar decisiones basadas en los valores es necesario:
- Conocerse a sí mismo. Sabemos cuáles son los valores que queremos que guíen nuestras vidas.
- Pensar antes de actuar. Reflexionamos sobre los valores que nos permiten satisfacer nuestras necesidades, y tomamos la decisión en consecuencia.
- El futuro prima sobre el pasado. Tomamos decisiones basadas en el futuro que queremos crear, y no en las experiencias pasadas.
¿Qué necesitamos para ser maestros de nuestra propia vida?
Automotivación
La fuerza que nos impulsa a hacer las cosas.
Introspección
Observar o examinar el propio estado mental y emocional.
Sinceridad
La capacidad para ser honesto, verdadero y real.
Discernimiento
La capacidad para obtener percepciones agudas o juzgar bien.
Comprensión
La capacidad para entender algo. Una relación entre el conocedor y un objeto de comprensión.
Diligencia
Esfuerzo constante y serio para lograr lo que se emprende.
Para ser maestros de nuestra propia vida necesitamos valores claros decisiones claras.
Foto | Rosa Park, ícono del Movimiento por los Derechos Civiles, en el autobús en Montgomery, Alabama, Estados Unidos, 1 de diciembre de 1955. En los años 50 los blancos debían ocupar los asientos delanteros y los afroamericanos los puestos de atrás. Rosa Parks se sentó y se negó a levantarse cuando el conductor le dio la orden de ceder el puesto a un hombre blanco.
Martin Luther King se refirió a lo sucedido de la siguiente manera: «Nadie puede entender la acción de la señora Parks hasta que se dé cuenta de que la copa de paciencia se rebota, y la persona debe decir ‘No lo soporto más’».