La solidaridad se refiere a los sentimientos de simpatía y responsabilidad compartidos por personas dentro de los grupos y entre ellos, alentando la fraternidad, el amor y el apoyo.
Sinónimos
Compañerismo, camaradería, fraternidad, hermandad, pacto, comunidad, unión, unanimidad, altruismo, amor, rendición (en solidaridad), devoción, sentido de comunidad, caridad, filantropía, sentido común, consenso, apoyo, adhesión, protección, respaldo.
Etimología
La palabra solidaridad expresa la cualidad del solidario, es decir, que se adhiere a una causa común. La palabra solidario se deriva del latín solidus, que significa denso, sólido, firme, genuino, verdadero, completo, compacto.
El término sólido posee un valor de unión entre diversas partes. Y describe el carácter macizo, consistente, completo, homogéneo, firme o sólido de algún objeto.
Como cualidad, lo sólido expresa seguridad, confiabilidad y resistencia, denotando así a una persona moralmente impecable.
Definición
La RAE precisa la solidaridad como la «adhesión circunstancial a la causa o a la empresa de otros».
Introducción
Cuando hablamos de solidaridad nos referimos al apoyo mutuo dentro de un grupo, a la conciencia de estar juntos, a la unidad o acuerdo de sentimiento o acción, especialmente entre individuos con un interés común.
La palabra solidaridad expresa tres sentidos diferentes:
Compañerismo: el vínculo que existe entre las personas que se acompañan para algún propósito en común, formando algún tipo de comunidad o grupo.
Altruismo: la atención desinteresada por el otro o los otros.
Apoyo: colaborar o influir a que una persona consiga algo o a que una cosa se desarrolle o suceda. Manifestar conformidad o acuerdo.
Descripción
Tenemos una relación con nosotros mismos y somos conscientes de nosotros mismos. Igualmente, tenemos la capacidad para afirmarnos a nosotros mismos. Pero, también estamos en relación e interacción con otros seres humanos y otros seres vivos. Como seres sociales tenemos una necesidad natural de respeto mutuo y confianza que, a su vez, nos exige la conciencia y el reconocimiento de lo humano y una conexión social: solidaridad.
En consecuencia, es un requisito moral inherente a todo ser humano establecer relaciones con otras personas, grupos o pueblos donde somos conscientes de la «otredad», desde los fundamentos de una verdadera solidaridad ético-social.
La solidaridad como principio social
La solidaridad destaca nuestra naturaleza social, la igualdad de todos en dignidad y derechos. Por tanto, cuando nos referimos a la solidaridad nos referimos a los vínculos que nos unen y hacen posible la vida en sociedad. Una suerte de sentido de valores y propósitos compartidos, respaldado por un sentido de lo que hemos logrado y compartido juntos.
Básicamente, se trata del pegamento de la sociedad y lleva implícito el apoyo mutuo activo para enfrentar un problema común. Esto es la unión de personas para conseguir un fin legítimo. Por consiguiente, la solidaridad encierra todos nuestros esfuerzos para conseguir dicho propósito, ya sea social, religioso, político, jurídico, económico, industrial o medioambiental.
Como principio social se sitúa en la esfera de la justicia y está dirigida al logro del bien común en un compromiso por el bien del «otro» y de «todos». No podemos separar la solidaridad de la política de clase, el capital social, la cohesión social, la idea del bien común y la responsabilidad social compartida.
La solidaridad como virtud moral
Como virtud moral la solidaridad es la firme determinación de comprometernos con el bien común, para el bien de todos y de cada uno. Si bien la caridad y la filantropía son valores relacionados con la solidaridad, no debemos caer en la trampa de asumirla como un sentimiento de vaga compasión o angustia superficial por las desgracias de los demás.
El filósofo croata Srećko Horvat explica que la solidaridad es un acto de amor y, por tanto, es mucho más que misericordia:
Por lo general, cuando apaciguas tu conciencia (donar dinero a niños hambrientos en África, para usar el ejemplo habitual de Starbucks), puedes continuar con tu vida diaria como si nada realmente hubiera pasado. Sin embargo, una vez que estás actuando solidariamente puedes incluso abstenerte de la caridad o la misericordia: incluso si no le das un dólar a cada mendigo, no puedes continuar con tu vida diaria como si nada realmente hubiera pasado. ¿Por qué? Porque lo llevas en tu vida; vives con él no como con un «rechazo integrado» (como vivimos hoy con los inmigrantes o los refugiados), sino que es una parte e incluso un presupuesto de tu acción misma: nunca podrá estar completamente integrado, porque la injusticia no puede ser integrada en actos de amor. Por eso la solidaridad ya contiene amor.
― Srećko Horvat, La radicalidad del amor
La ausencia de solidaridad solo nos deja el vacío y la indiferencia del individualismo. Sin embargo, siempre podemos aprender a cultivarla conscientemente en nuestras conciencias o almas.