Schelling: el arte es la más alta vocación humana

Para Friedrich Wilhelm Joseph von Schelling el arte es la más alta vocación humana (Bestimmung). Lo que la filosofía construye en lo ideal, el arte lo produce en lo real, la filosofía práctica sólo puede aproximarse a su objeto, que es la ley moral. 

Ahora bien, Kant nos hereda la inquietud de que la verdad acerca de la realidad es imposible: podemos conocer las cosas como fenómenos, esto es el objeto como se presenta a los sentidos y a la inteligencia, pero no como son en sí mismas. 

Partiendo de esta problemática, Schelling se concentra en la posibilidad de recrear la unidad original entre sujeto y objeto y luego entenderla, ya que si esto fuera posible entonces podríamos hablar sobre la verdad. 

El mundo ideal del arte y el mundo real de los objetos son por sí mismos productos de una misma actividad; la concurrencia de ambos (lo consciente y lo inconsciente) sin consciencia nos da lo real, y con consciencia, el mundo estético. El mundo objetivo es simplemente la poesía original, hasta ahora inconsciente, del espíritu. El órgano universal de la filosofía –y la piedra angular del arco- es la filosofía del arte. 

― Friedrich Wilhelm Joseph von Schelling, Sistema de idealismo trascendental 

La unidad del pensamiento es inseparable de la unidad de la naturaleza 

Las cosas en sí mismas y las representaciones no pueden ser absolutamente diferentes. Porque conocemos un mundo que existe independientemente de nuestra voluntad, que aún puede ser afectado por nuestra voluntad: 

La ciencia de la naturaleza parte arbitrariamente de la naturaleza como de algo a la vez productivo y producido para derivar de ese concepto lo singular. El objeto inmediato del saber es esa identidad que sólo se da en la autoconciencia inmediata, en la más alta potencia del autoobjetivarse, a la cual se traslada desde el comienzo el filósofo trascendental —no arbitrariamente sino por libertad; e incluso la duplicidad originaria en la naturaleza es en último término explicable sólo admitiendo la naturaleza como inteligencia.

― Friedrich Wilhelm Joseph von Schelling, Sistema de idealismo trascendental 

Desde una concepción orgánica de la realidad, Schelling concibe al mundo como algo semejante a un organismo vivo, donde el sí mismo y el mundo forman una unidad orgánica en la cual carecen de sentido si se separan: un absoluto. 

Verdad y belleza 

No podemos utilizar el análisis lógico para alcanzar los conceptos, ya que deseamos conocer las cosas en sí mismas y no sólo como se nos presentan. Esto significa que no podemos conocer el «en sí mismo» desde el exterior, es decir, como aparecen las cosas, sino desde el interior por medio de una intuición estética, una suerte de conocimiento que adquirimos a través de la experiencia. 

Para Schelling, la verdad sobre la realidad sólo la podemos obtener desde el principio del idealismo en el que el yo como única realidad al crearse sabe de sí mismo y, al saberse sí mismo, se crea. 

El dilema con el cual se responde a esto: todo debe ser o algo o nada, etc., se basa en la ambigüedad del concepto de algo. Si «algo» designa en general algo real en oposición a lo meramente imaginado, entonces el Yo es, por cierto, algo real, pues es principio de toda realidad. Pero asimismo resulta claro que precisamente por ser principio de toda realidad no puede ser real en el mismo sentido que aquello a lo que le corresponde meramente una realidad derivada. La realidad que aquéllos[*] consideran la única verdadera, la de las cosas, es meramente prestada y sólo el reflejo de aquélla superior. Por tanto, considerado más de cerca el dilema, dice exactamente esto: todo es una cosa o nada; lo cual resulta obviamente falso tan pronto como hay un concepto más elevado que el de cosa, a saber, el del actuar, el de actividad.

― Friedrich Wilhelm Joseph von Schelling, Sistema de idealismo trascendental 

En el yo surge la identidad entre lo consciente y lo inconsciente. El yo entendido como productor inconsciente es la fuerza creadora de la naturaleza, que al alcanzar la autoconsciencia se manifiesta como espíritu. 

Lo consciente y lo inconsciente pueden coincidir, la coincidencia inconsciente crea la realidad, la consciente produce el mundo ideal del arte. 

Lo absoluto 

Schelling explica cómo surge el sujeto pensante de la naturaleza en términos de un «yo absoluto», que llega retrospectivamente a conocerse a sí mismo en una «historia de la autoconciencia», y de la cual resulta el sujeto trascendental.

Dado que tampoco le es propio al Yo ninguno de los predicados que corresponden a las cosas, se explica por ello la paradoja de que no se puede decir del Yo que sea. No se puede decir del Yo // que sea precisamente porque él es el ser mismo. El acto eterno de la autoconciencia, no concebido en el tiempo, al que denominamos Yo, es lo que otorga la existencia a todas las cosas, por tanto, lo que no necesita él mismo de ningún otro ser que lo sostenga, sino que, sosteniéndose y apoyándose en sí mismo, aparece objetivamente como el eterno devenir, subjetivamente como el infinito producir.

 ― Friedrich Wilhelm Joseph von Schelling, Sistema de idealismo trascendental 

Lo absoluto es el Todo y Uno o espíritu creativo del universo que crea la naturaleza a un nivel inconsciente. No obstante, cuando éste llega al nivel de desarrollo humano logra la autoconsciencia, es decir, se convierte en libre y racional.

Podemos intuir lo absoluto desde la aprensión específica del arte, o ideas, las cuales son formas particulares que contienen lo que las cosas son en sí mismas o en el absoluto. Entendido lo absoluto como lo explica Schelling en Filosofía del Arte: «Identidad esencial e intrínseca de todas las cosas y de todo aquello que distinguimos en general».

Retrato de Friedrich Wilhelm Joseph von Schelling por Joseph Karl Stieler, 1835.

Para Schelling el arte es la más alta vocación humana 

Schelling concibe la libertad y la virtud como la actividad suprema a la que podemos aspirar. No obstante, la producción artística exhibe una ética de la actividad libre que es «más libre que la libertad». La actividad artística en realidad produce su propia ley, como belleza, en la armonía de forma y contenido de la obra. 

Así pues, la inteligencia concluirá en un perfecto reconocimiento de la identidad expresada en el producto como una [identidad] cuyo principio se encuentra en la [inteligencia] misma, es decir, terminará en una perfecta autointuición[d]. […] El producto postulado no es sino el producto genial (Genieprodukt)[f] o, dado que el genio sólo es posible en el arte, el producto artístico. 

― Friedrich Wilhelm Joseph von Schelling, Sistema de idealismo trascendental 

Para Schelling el arte es la puerta al mundo tal y como es en sí mismo y la más alta vocación humana. Lo importante es comprender que el arte lo obtenemos cuando contemplamos la realidad en su totalidad y somos capaces de fusionar la aparente separación de las partes, las divisiones entre lo consciente y lo inconsciente o entre materia y mente. 

En efecto, si el más acabado realismo es aquel que conoce las cosas en sí y sin mediación, sólo es posible en una naturaleza que no vea en las cosas sino su misma realidad limitada por su propia actividad. Pues una naturaleza semejante penetraría las cosas como si fuera el alma que las habita, y ellas, su organismo inmediato, y penetraría con la mirada originariamente su mecanismo interno al igual que el artista (Meister) es quien mejor conoce su obra.

― Friedrich Wilhelm Joseph von Schelling, Sistema de idealismo trascendental 

Schelling demuestra que la intuición intelectual de la identidad de sujeto y objeto «se hace objetiva» a través de una intuición estética: la producción de la obra de arte. Por otra parte, Schelling sostiene que la actividad artística produce a través de la obra de arte una realización sensible de las ideas de la filosofía. Asimismo, la producción artística crea la posibilidad de una nueva mitología, que puede superar las divisiones sociopolíticas que estructuran las relaciones entre los individuos y la sociedad. 


Arte | Retrato de Friedrich Wilhelm Joseph von Schelling por Joseph Karl Stieler, 1835. Administración Bávara para Palacios Estatales, Jardines y Lagos, Múnich. Galería Nueva Pinacoteca.