Para Max Scheler la razón no puede pensar los valores, solo los organiza en una jerarquía después de haberlos experimentado. Los valores solo se pueden sentir, son intuitivos, tienen su propia lógica, diferente de la lógica de la razón. Ellos expresan ideales de perfección que captamos intuitivamente y frente a los cuales nos sentimos atraídos.
Para Scheler los valores poseen una jerarquía
Scheler describe los valores como intemporales, absolutos, objetivos, autónomos y ordenados jerárquicamente:
- Desde lo agradable-desagradable
- Lo noble-vulgar
- Lo bello-feo, justo-injusto, verdadero-falso (Valores espirituales)
- Hasta lo sagrado-profano
Desde el punto de vista del ser íntimo y propio de las cosas, todo lo que existe se nos presenta en cuatro grados esenciales. De esta manera, encontramos en correspondencia con estos grados las cosas inorgánicas, las plantas, los animales y las personas.
Dijérase, pues, que hay una gradación, en la cual un ser primigenio se va inclinando cada vez más sobre sí mismo, en la arquitectura del Universo, e intimando consigo mismo por grados cada vez más altos y dimensiones siempre nuevas, hasta comprenderse y poseerse íntegramente en el hombre.
— Max Scheler, El puesto del hombre en el cosmos
Gracias a los valores apreciamos y estimamos las cosas. Por consiguiente, de la percepción que tenemos de ellos surge el sentido del deber moral. Una acción es buena en función del ordenamiento jerárquico que precede a los valores. Asimismo, lo correcto depende de la coherencia entre querer y actuar desde el propio entendimiento de los valores.
El amor es el valor primordial
Según Scheler somos seres amorosos, amamos en nuestra condición de seres racionales y libres. Somos un valor en sí mismos y por sí mismos, no sólo a nivel individual sino también social.
De todos los valores el amor es el valor primordial. Porque sostiene y lleva la vida a la plenitud. Asimismo, el «corazón» humano o asiento del amor explica la esencia de nuestra existencia.
Preferimos unos valores por encima de otros. Pero, si preferimos un valor de rango inferior en lugar de un valor de rango más alto o un anti-valor a un valor, inevitablemente sufriremos un «desorden del corazón».