La palabra respeto tiene diferentes interpretaciones, pero como valor moral se trata de una conducta educada hacia alguien o algo que consideramos importante.
Sinónimos
Reconocimiento, cortesía, piedad, estima, admiración, reverencia, estimación, distinción, tolerancia, equidad, consideración, atención, miramiento, cuidado, recato, prudencia, decencia, decoro, honor.
Etimología
La palabra respeto proviene del latín respectus que significa mirar hacia atrás o volver a mirar, consideración, atención, miramiento. Respectus está compuesto de re-, indicador de movimiento hacia atrás o vuelta a un estado anterior, y espectrum que significa aparición, derivado de specere que significa mirar.
El origen de la palabra «mirar hacia atrás» o «volver a mirar» alude a una manera especial de acercarnos a las cosas. Respetar a alguien o algo es observarlo y reconocer su existencia. La persona que respeta a alguien o algo le presta atención y lo percibe diferente de alguien que no lo hace y responde a ello a la luz de esa percepción.
Definición
Para la RAE la palabra respeto tiene varios significados entre los que se encuentran veneración, acatamiento que se hace a alguien, miramiento, consideración, deferencia.
Descripción
Primero debemos aclarar que el discurso filosófico detrás del respeto es extenso y existe un sinnúmero de interrogantes sin respuestas claras. Por ejemplo, no es posible aclarar a quién o qué estamos obligados a respetar, sin responder primero la pregunta sobre el motivo o la base del respeto: ¿Qué tienen las personas que las hace importantes moralmente y las hace dignas de respeto? De hecho, entre los filósofos morales y políticos existe una gran controversia sobre el respeto por las personas y otras cosas.
Sin embargo, más allá de la controversia podemos decir que el respeto es la virtud de la actitud considerada. En concreto, es la admiración, honor, cortesía, amabilidad y cuidado mostrado hacia alguien o algo que consideramos importante, como nuestros padres, hijos, parejas o amigos. Básicamente, es una sensación de que alguien es importante o algo es correcto y no debemos intentar cambiarlo o dañarlo.
Ziyou preguntó sobre la piedad filial. El Maestro respondió: «Se piensa que son hijos obedientes los que alimentan a sus padres. Pero también alimentan a sus perros y caballos. A menos que haya respeto, ¿dónde está la diferencia?»
― Confucio, Analectas
El respeto también es evitar dañar a alguien o interferir con algo, así como aceptar, reconocer y cumplir un requisito legal o una autoridad superior. Cuando hablamos de respetar, principalmente nos referimos a las relaciones interpersonales. Sin embargo, también podemos y debemos ser respetuosos ante desafíos específicos. Es menester de todos respetar los derechos humanos y la vida humana. Además, nos corresponde a todos respetar el planeta, la naturaleza, los animales y todas las formas de vida. De hecho, nuestra relación espiritual con el mundo comienza teniendo respeto y reverencia por la vida.
Precisamente, para Confucio el sentimiento de respeto a alguien o algo es lo que nos permite, entre otras cosas, distinguirnos de los animales no humanos. Aunque los animales pueden amarnos o temernos, sólo las personas pueden respetarnos y faltarnos el respeto.
El respeto es objetivo
La expresión de respeto es completamente objetiva, nace en y por el reconocimiento que tenemos de alguien o algo, y la consideración de que el objeto de nuestro respeto es lo que es, sin referencia a los propios intereses, deseos, miedos o responsabilidades. En otras palabras, la naturaleza de la persona o el objeto determina si es digno de nuestro respeto o no.
Un comportamiento respetuoso es un comportamiento apropiado, adecuado, merecido o debido. En última instancia se trata de un comportamiento ético.
El respeto nos habla de nuestra conducta, pensamientos y sentimientos. Somos respetuosos de muchísimas maneras: manteniendo nuestra distancia de las cosas, ayudando, obedeciendo o acatando, no interfiriendo o destruyendo, pero sí apoyando, protegiendo, cuidando o, simplemente, dejando ser.
Respeto por las personas
Respetar es tomar la debida consideración de manera consciente por los sentimientos, deseos o derechos de otra persona, es decir, por la existencia misma de esa persona. Ahora bien, cuando respetamos a una persona lo que hacemos es prestar la debida atención y, no siendo indiferentes, vemos con claridad como es en realidad. Asimismo, cuando respetamos a una persona lo que hacemos es tratar a esa persona con especial cuidado y consideración.
Zizhang preguntó sobre la conducta: «El Maestro respondió: «Habla con lealtad y buena fe, actúa con dedicación y respeto, e incluso entre los bárbaros tu conducta será irreprochable. Si hablas sin lealtad y buena fe, si actúas sin dedicación y respeto, tu conducta será inaceptable, incluso en tu propio pueblo natal. Allí donde estés, debes tener presente siempre este precepto; hazlo grabar en el yugo de tu carruaje, y sólo entonces podrás avanzar.» Zizhang lo escribió en su banda ceremonial.
― Confucio, Analectas
El respeto se encuentra entre las virtudes del amor y la justicia como la equidad, la tolerancia, el amor a la verdad, la empatía y la bondad, entre otros. En principio, se trata de la piedra angular de las relaciones interpersonales, es decir, aquello que nos permite empatizar con otras personas y ver el mundo a través de sus ojos. Sin respeto solo hay conflicto e insatisfacción.
Ahora bien, las personas como tales tienen un estatus moral inviolable. Toda persona tiene el derecho de ser tratada éticamente en virtud de su dignidad, simplemente porque es persona. La cuestión es que, si bien, las personas tienen un derecho moral fundamental a ser respetadas, no podemos deberle a cada individuo el mismo respeto. Es un hecho que no todas las personas actúan éticamente o tienen un carácter moralmente bueno.
Es necesario tener en cuenta que la debida consideración no es sumisión. El respeto no se trata de someterse sin cuestionar las cosas, sino ver a las personas como son, tomar conciencia de su individualidad y honrar su existencia.
Respeto por uno mismo
Si bien no hay consenso entre los filósofos morales y políticos sobre el respeto por las personas y otras cosas, existe un consenso sorprendente sobre el respeto por uno mismo. La filosofía considera que el respeto por uno mismo es moralmente necesario y esencial para la capacidad de vivir una vida que valga la pena vivir.
Así como valoramos, consideramos y honramos a otras personas, también tenemos la responsabilidad moral de valorarnos, considerarnos y honrarnos a nosotros mismos. Debemos ser capaces de ver la persona que somos, tomar conciencia de nuestra individualidad, honrar nuestra existencia y tomar en serio nuestras necesidades tratando de entender por qué algo es importante para nosotros.
Es importante respetar a los demás, pero el respeto que nos debemos a nosotros mismos es fundamental, si no nos respetamos a nosotros mismos tampoco seremos respetados por los demás.
Somos personas vivas, libres y, como los demás, también tenemos dignidad. Sólo el respeto por uno mismo nos da la claridad y la fortaleza para cambiar de opinión, disentir, desenamorarse o desobedecer (personas o leyes) ante las humillaciones, injusticias o la crueldad.
El Maestro dijo: «Un hombre sobrevive gracias a su integridad. Si sobrevive sin ella, es pura suerte.»
― Confucio, Analectas
Si está basado en el miedo o el interés no es respeto
Cuando somos respetuosos somos humildes. Porque el respeto lleva implícita la humildad. Es la humildad intrínseca del respeto lo que nos permite apreciar la existencia de otro ser, así como la propia existencia. Recordemos que la humildad es la virtud que, desde la comprensión de todas las cosas, nos impide aplastar al gusano y nos impide arrastrarnos ante las figuras de poder y autoridad.
En consecuencia, el respeto basado en el miedo o el interés no es respeto, es manipulación o hipocresía. Sólo somos respetuosos cuando aplicamos la debida consideración que tenemos por los sentimientos, deseos o derechos de otra persona o uno mismo.
Cuando se muestra el respeto de acuerdo con lo que es correcto, uno se aleja de la vergüenza y la desgracia.
― Confucio, Analectas