Los amigos según Buda

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En sus discursos Buda también nos habla sobre los amigos y nos enseña a distinguir entre una buena amistad y una no tan buena. Según Buda, hay amigos verdaderos y amigos falsos. En los primeros podemos confiar, un amigo verdadero puede salvar nuestras vidas, pero uno falso puede hacernos caer en el desastre si no tenemos cuidado. 

Nadie elige vivir sin amigos y sin una amistad verdadera, al menos no de manera voluntaria. Todos debemos tener por lo menos un amigo y el budismo llama al buen amigo Kalyana Mitta (el amigo virtuoso). La cuestión está en reconocer quién es un amigo verdadero y quién es un amigo falso. 

Los amigos verdaderos según Buda

Para Buda los amigos verdaderos son amigos de buen corazón: el que ayuda, el constante, el mentor y el compasivo. Estos amigos comparten cuatro características que nos ayudan a reconocerlos. 

(1) aquel que ayuda debería considerarse como un amigo de buen corazón, 
(2) aquel que es él mismo en la prosperidad y adversidad debería considerarse como un amigo de buen corazón, 
(3) aquel que da buen consejo, 
(4) aquel que es compasivo debería considerarse como un amigo de buen corazón.

― Sigalaka (Sigalovada o Singala) Sutta, Discurso del Sigalaka, Digha Nikaya 31 

A los amigos verdaderos los reconocemos en cuatro cosas

  1. El que ayuda: la persona que nos protege cuando estamos vulnerables, protege nuestros bienes, es un refugio cuando estamos en dificultades, y cuando surge una necesidad da el doble de lo requerido. 
  2. El constante: la persona que no cambia y sigue siendo ella misma sin importar como cambien las circunstancias, esa persona es el amigo constante. Según Buda, la reconocemos porque nos confía sus secretos, protege nuestros secretos, no nos abandona cuando estamos en dificultades e incluso daría su vida por nosotros. 
  3. El mentor: aquella persona que nos da buenos consejos, Buda nos dice que debemos considerarla como un amigo de buen corazón. Al amigo mentor lo reconocemos porque nos previene del mal, nos incita a hacer el bien, nos dice cosas que no hemos oído antes, cosas que debemos saber, y por último nos señala el camino espiritual. 
  4. El compasivo: el amigo compasivo lo reconocemos porque no se regocija de nuestra desdicha, se alegra de nuestra prosperidad y bienestar, detiene a aquellos que nos desacreditan, nos defiende cuando hablan mal de nosotros cuando no estamos presentes, y apoya a aquellos que valoran nuestras buenas cualidades y hablan bien de nosotros. 

El amigo que da ayuda, el compañero en la prosperidad y adversidad, el amigo que da buen consejo y el amigo compasivo, estos cuatro son amigos. Habiendo comprendido esto, el sabio debería asistirlos con devoción como la madre a su propio hijo. 

― Sigalaka (Sigalovada o Singala) Sutta, Discurso del Sigalaka, Digha Nikaya 31 

Los amigos falsos según Buda

Buda advierte que uno de los seis peligros que enfrentamos y arruinan nuestras vidas son las malas compañías. 

Aquel que tiene malos amigos y compañeros, que tiene mala conducta y frecuenta malos lugares, en ambos mundos, en este y el otro, este hombre se arruina. 

― Sigalaka (Sigalovada o Singala) Sutta, Discurso del Sigalaka, Digha Nikaya 31 

Hay amigos que son sólo amigos cuando están frente a nosotros. Según Buda, estas personas son enemigos bajo la apariencia de amigos: el que recibe, pero no da, el que hace falsas promesas, el adulador y el pródigo. 

El amigo que sólo toma, el amigo que hace promesas falsas, el amigo que adula y el compañero que a uno lo conduce a la ruina, estos cuatro son enemigos. Habiendo comprendido esto, el sabio debería mantenerse alejado de ellos como de un camino peligroso. 

― Sigalaka (Sigalovada o Singala) Sutta, Discurso del Sigalaka, Digha Nikaya 31 

Los falsos amigos son personas cuyos valores, principios o hábitos no concuerdan con nuestros ideales, incluso muchas veces de manera tan sutil que casi no lo percibimos. Esto nos aleja de nuestro verdadero yo y, en consecuencia, de las aspiraciones más adecuadas para nosotros. 

Estos falsos amigos comparten cuatro características que nos ayudan a reconocerlos

  1. El que recibe, pero no da: se trata de un enemigo bajo la apariencia de un amigo, y lo reconocemos porque esta persona sólo toma, desea mucho a cambio de poco. Se asocia buscando sólo su propio beneficio y permanece mientras recibe lo que necesita o desea. 
  2. El que hace falsas promesas: la persona que hace falsas promesas también es un enemigo bajo la apariencia de un amigo. Según Buda también hay cuatro motivos para considerarlo así. Para empezar habla de lo que podría haber hecho en el pasado, habla de lo que hará en el futuro, trata de complacer con palabras vacías y cuando lo necesitamos nunca puede ayudar. 
  3. El adulador: es un amigo falso y lo reconocemos porque consiente tanto nuestras malas acciones como las buenas acciones. En nuestra presencia le sobran elogios, pero cuando no estamos, entonces habla mal de uno. 
  4. El pródigo: por último, el pródigo sería el derrochador, aquella persona que nuestras abuelas dirían que está perdida. Según Buda, hay cuatro cosas por las que reconocemos que esta persona es un amigo falso. Para empezar es compañero en la borrachera, es compañero cuando uno anda en las calles a horas inoportunas, es compañero en las fiestas y la rumba, y por último es compañero cuando uno se da al juego que causa negligencia. 

«Mejor estar solo que mal acompañado» 

La amistad es una relación distintivamente personal y única, porque el sistema de valores compone nuestra idea especial y personal de amistad, y se manifiesta en nuestras preferencias y, por ende, en los compañeros. Asimismo, si no tenemos claro cuáles valores guían nuestra vida es mayor el riesgo de vivir a la deriva, haciendo cosas porque la gente que nos rodea las está haciendo, con posibles consecuencias nefastas para nosotros. 

Las relaciones que nos hacen mal pueden tener un profundo impacto sobre todos los aspectos de la vida, especialmente la salud mental. Tenemos una responsabilidad moral para con nosotros mismos y con la propia vida. Por ello, no debemos olvidar que, tarde o temprano, nos veremos obligados a responder ante nuestra propia conciencia por las compañías que hemos escogido.