Lo que debemos saber sobre la ética

La ética no conduce a la ética

Tenemos un problema de cumplimiento. La comprensión de los principios y prácticas éticas no conduce automáticamente a una acción ética. Si bien todos tenemos la capacidad para tomar decisiones éticas conscientes no siempre lo hacemos. 

Algunos filósofos han argumentado que si sabemos que sería moralmente bueno hacer algo, entonces lo haríamos porque sería irracional no hacerlo. No obstante, la experiencia nos enseña que con frecuencia nos comportamos de manera irracional. Preferimos dejarnos guiar por un sentimiento o un impulso instintivo, incluso cuando la razón nos indica que deberíamos actuar de manera diferente. 

Ser ético es parte de lo que nos define como seres humanos, pero tomar decisiones éticas conscientes es una opción, cada uno de nosotros elige si actúa de manera ética o no. 

Es una rama de la filosofía

Sin filosofía no hay ética. De hecho, la ética también se conoce como filosofía moral. La ética es una rama de la filosofía que se encarga de la justificación de nuestras acciones y su evaluación. La ética la debemos entender como la reflexión racional sobre aquello que entendemos por conducta buena. Puede ser normativa o descriptiva según su forma. La filosofía misma es la superestructura cuyo propósito es interpretar y comprender toda la existencia humana. 

Viejo erudito en una cámara abovedada («San Anastasio») por Rembrandt Van Rijn, 1631.

Ética y moral no son lo mismo

De manera tradicional por moral entendemos el conjunto de reglas y valores que interiorizamos como grupo. Algo así como la medida de qué acciones son apropiadas y cuáles no en un contexto social dado. Desde esta perspectiva la ética es la teoría de la moralidad. 

Cuando sentimos culpa experimentamos la diferencia entre las propias acciones buenas y malas. Asimismo, valoramos las acciones como dignas o como rechazables. De esta manera la moral se manifiesta en nuestro comportamiento, y la ética se encuentra con este comportamiento específico y lo estudia. 

La ética es nuestra reflexión racional sobre aquello que entendemos por conducta buena, por lo que tomar una decisión sobre qué debemos hacer, de cara a un dilema moral pertenece a la ética: ¿Qué cosa es moralmente correcto llevar a cabo y bajo qué fundamentos decidiré la forma de actuar? 

De igual manera, la ética trata de establecer en qué consiste el valor de la bondad que atribuimos a determinadas conductas, y se ocupa de interrogantes básicas como las siguientes: 

  • ¿Existen reglas por las que se rigen las decisiones morales? 
  • ¿Existen principios que deberían ser nuestra guía a la hora de tomar decisiones morales? 
  • ¿Por qué debemos ser morales? 

Al respecto, en Ética mínima, Adela Cortina explica que la moral es una reflexión que guía nuestros actos de manera inmediata, mientras que la ética tiene la tarea de esclarecer la razón suficiente de la moralidad.

…el tránsito de la moral a la ética implica un cambio de nivel reflexivo, el paso de una reflexión que dirige la acción de modo inmediato a una reflexión filosófica, que sólo de forma mediata puede orientar el obrar; puede y debe hacerlo. […] La ética, pues, a diferencia de la moral, tiene que ocuparse de lo moral en su especificidad, sin limitarse a una moral determinada. […] El quehacer ético consiste, pues, a mi juicio, en acoger el mundo moral en su especificidad y en dar reflexivamente razón de él, con objeto de que los hombres crezcan en saber acerca de sí mismos, y, por tanto, en libertad.   

― Adela Cortina, Ética mínima

La ética fundamenta la moral

En la búsqueda de la mejor manera de vivir hemos tratado de fundamentar la moral, dando lugar a diferentes tipos de teorías éticas. Una teoría ética es una teoría filosófica que intenta justificar y legitimar la validez de la moral. 

Intelectualismo moral: Conocer el bien es hacerlo. 

Eudemonismo: Todo lo que te hace feliz es bueno. 

Hedonismo: Todo lo que da placer es bueno. 

Estoicismo: Es bueno vivir de acuerdo con la naturaleza o destino. 

Iusnaturalismo ético: La ley natural determina lo que está bien y lo que está mal. 

Formalismo: Sólo aquellas normas que puedan ser universales serán realmente normas morales. 

Emotivismo: Las normas morales son expresiones de aprobación o desaprobación. 

Utilitarismo: Todo lo útil es bueno. 

Ética discursiva: Sólo tienen validez aquellas normas aceptadas por un consenso en una situación ideal de diálogo. 

Conclusión

Somos seres de acción que se relacionan con otros seres y su entorno. En todas nuestras interacciones hay valores importantes en juego. Por tanto, el objetivo de la ética es permitir nuestra coexistencia moral. En este contexto debemos entender las diferentes corrientes éticas como directrices de acción que persiguen nuestra coexistencia. 

Si bien tratamos de resolver nuestros conflictos de manera individual, en la vida se presentan situaciones complejas que nos ponen a prueba. Por ejemplo, la idea de que está mal matar nos pone a prueba frente a la pena capital, la defensa propia, la matanza de animales para nuestro uso, la terminación del embarazo, la eutanasia, y así sucesivamente. Nuestras ideas cotidianas de lo correcto e incorrecto no nos aportan una respuesta directa o inmediata. Es necesario examinar estos asuntos con mayor profundidad, y esa es precisamente la tarea de la ética. 

La ética nos aporta los marcos teóricos que nos ayudan a analizar problemas complejos y a encontrar soluciones racionales y coherentes a esos problemas. Del mismo modo nos muestra lo que está en juego e intenta encontrar respuestas generales que puedan ser utilizadas por todos. La ética nos ayuda a determinar qué es lo debido o qué es lo correcto frente a una decisión. No obstante, cada uno de nosotros elige si quiere ser ético o no. 


Arte | El debate de Sócrates y Aspasia por Nicholas-André Monsiau, c.1800. La pintura representa un debate entre Aspasia y el gran filósofo Sócrates en presencia del general Alcibíades. Aspasia es una mujer inteligente y hermosa que vivió en Atenas durante el siglo V a.C. Es, tal vez, la mujer más célebre de la edad de oro de Atenas, se dice que conquistó el corazón de Pericles y, probablemente, también conquistó la admiración del mismo Sócrates. Se encuentra en el Museo Estatal Pushkin de Bellas Artes.

Arte | Viejo erudito en una cámara abovedada («San Anastasio») por Rembrandt Van Rijn, 1631. Se encuentra en el Museo Nacional de Estocolmo, Suecia.

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