La verdadera naturaleza del mundo

Ante la pregunta si la realidad es lo que creemos que es, el budismo nos dice que nada es como creemos que es. Para el budismo, la realidad tal y como aparece no es la realidad tal y como es, creer lo contrario es caer en el error. Porque la verdadera naturaleza del mundo es el vacío. 

En el Sutra del Corazón de la visión trascendental, mejor conocido como el pequeño Sutra del Corazón (el discurso público de Buda en India), se lee que lo que parece poseer forma está en realidad vacío. La forma es una ilusión. 

Según las enseñanzas budistas no puede existir separación entre la fuente de origen y el universo manifestado. Igualmente, nada es real en el sentido de que nada existe de manera independiente. Pero al mismo tiempo todo es real en el sentido que es una manifestación del Ser sin atributos. 

La forma es vacuidad y la vacuidad, forma; la forma no difiere de la vacuidad ni la vacuidad de la forma.

― Sutra del Corazón de la visión trascendental 

La verdadera naturaleza del mundo 

La vacuidad es la realidad última en la cual el tiempo, lo uno y lo múltiple son transcendidos. Como personas no iluminadas concebimos la realidad desde lo no vacío, es decir, lo uno bajo el aspecto de lo múltiple. Estamos convencidos que somos personalidades independientes con existencia propia. Por lo mismo, confiamos en la realidad de los objetos, los sentimientos, los conceptos, etc. 

Sin embargo, todas las cosas se revelan como vacías ante la sabiduría trascendental de las personas iluminadas. Lo uno bajo el aspecto de lo múltiple, así como lo múltiple bajo el aspecto del uno trascienden toda distinción más allá de lo concebible y explicable. 

En las enseñanzas de Buda Gautama la iluminación es precisamente ver la realidad tal y como es, conociendo que todo es uno y que sólo existe el momento presente. 

Aquí, Sariputra, la forma es vacuidad, la vacuidad está llena de forma… Por lo tanto, Sariputra, la vacuidad no es forma, sentimiento, percepción, impulso, ni conciencia. No es el ojo, el oído, la nariz, la lengua, el cuerpo, ni la mente. No es forma, sonido, olor, sabor, ni objeto palpable o concebible… El bodhisattva, ligado a la Sabiduría Trascendental, vive sin nada que nuble su mente. Falto de confusión, es intrépido, y habiendo pasado más allá del error, alcanza el nirvana. 

― Sutra del Corazón de la visión trascendental 
El Buda por Odilón Redón, alrededor de 1905.

El universo en una imagen 

Para el budismo las palabras nos alejan de la realidad. Por ello, el budismo ilustra la realidad con la imagen de la red de Indra. Así, la realidad se nos presenta como unidad e interconectividad representada como una red de piedras preciosas. En esta red cada una de las piedras refleja a todas las demás y a sí misma. De esta manera, cada cosa en nuestro mundo no es únicamente ella misma, sino que es todo lo demás. 

Esta concepción budista del universo en una imagen la explica Alan Watts como una «telaraña multidimensional en la mañana temprano, cubierta con gotas de rocío». En esta imagen cada gota de rocío contiene el reflejo de todas las otras gotas de rocío, hasta el infinito. 

La otra imagen de la que se vale el budismo es la gran rueda de la vida o rueda del darma, la cual ilustra que la realidad está en constante cambio, nada es permanente y la danza nunca termina. La rueda gira para revelarnos el nacimiento, la muerte y el renacimiento. 


Arte | El Buda, de pie, de frente, con los ojos cerrados, sosteniendo un palo en la mano por Odilón Redón, alrededor de 1905. Se encuentra en el Museo del Louvre, París, Francia.