Humor

El humor es la alegría serena que nos ayuda a entender que nada es tan importante como parece. Como virtud es la capacidad para ver el lado divertido o irónico de la realidad desde la compasión y la esperanza. 

Sinónimos 

Alegría, risa, entusiasmo por la vida, gracia, agudeza, ingenio, ocurrencia, chiste. 

Etimología 

La palabra humor procede del latín humor, humoris, derivado del latín humus = tierra, que también se deriva de humor, humoris = humedad, líquido, húmedo

Definición 

La Real Academia Española nos dice que es, entre otras cosas, genio, jovialidad, buena disposición para hacer algo y un estado afectivo que se mantiene por algún tiempo. 

Introducción 

El humor es la capacidad de expresar o percibir lo gracioso o divertido, y puede ser tanto una fuente de entretenimiento como un medio para hacer frente a situaciones difíciles o incómodas. 

Aunque la mayoría de las personas valoramos el sentido del humor, la verdad es que tiene mala reputación entre los filósofos. De hecho, la filosofía se ha interesado poco por el tema y lo poco dicho es en gran parte crítico. No podemos negar su lado oscuro, grosero y hasta cruel o violento. Sin embargo, podemos hablar de un sentido del humor ético. Según el filósofo moral estadounidense Robert C. Roberts, el sentido del humor puede ser una virtud si está unido a la compasión y a la esperanza. 

Un sentido del humor ético es un sentido de las incongruencias entre el comportamiento y el carácter de las personas y su telos. Para apreciar cualquier humor hay que adoptar una perspectiva, y en el caso de la diversión ética es el punto de vista de quien posee las virtudes. Al divertirse con la incongruencia de alguna debilidad humana, uno se disocia de ella y adopta una perspectiva «superior». Por lo tanto, un sentido del humor sobre las propias debilidades es una capacidad de trascendencia del carácter; pero la trascendencia del carácter es básica para el concepto mismo de virtud moral. La duda moral prima facie de disfrutar de los fracasos de la realización humana lleva a imponer ciertas restricciones a dicho disfrute: el sentido del humor no puede ser una virtud si no se alía con la compasión y la esperanza. Finalmente, la diversión implica cierta vivacidad de percepción de la incongruencia en cuestión. Por lo tanto, es una forma, no solo de saber o juzgar que ciertas cosas son adecuadas y otras no, sino de ‘ver’ eso.

― Robert C. Roberts, Humor and the virtues (El humor y las virtudes) 

Roberts también anota que hay figuras, como Sócrates y Tolstoi, «cuya sabiduría estaba parcialmente constituida por el sentido del humor».  Esto significa que ciertas formas de sabiduría están parcialmente constituidas por la posesión del sentido de un humor ético. Por consiguiente, el desarrollo de tal sabiduría va de la mano con el desarrollo de tal sentido del humor. 

Descripción 

El humor es esa alegría serena que nos permite reírnos de las insuficiencias y debilidades (pero también fortalezas) con alegría. Como virtud se trata de un rasgo del carácter que describe nuestro lado divertido y alegre, y que nos permite apreciar el lado divertido o irónico de la realidad desde la compasión y la esperanza. 

Cuando ejercitamos nuestro sentido del humor florece en nosotros una actitud alegre y lúdica que nos permite reírnos de nosotros mismos y de todo. Ahora bien, una persona con un sentido del humor ético es sensible a las razones por las que usa el ingenio y lo que pretende lograr al usarlo. 

Para Aristóteles el ingenio o el buen humor es una virtud que forma parte de una buena vida. Asimismo, todas las virtudes son medios entre los extremos del exceso y la deficiencia, por tanto, el humor virtuoso es un punto de equilibrio entre lo mucho y lo poco. Aristóteles llama «bufones vulgares» a las personas que se exceden en el extremo del exceso y «groseros» a los que se exceden en el extremo de la deficiencia. 

Tanto la bufonada como la vulgaridad no tienen nada de virtuoso. El bufón no se toma nada en serio (incluso a sí mismo), mientras que el patán se lo toma todo en serio (incluido a sí mismo). El justo medio es un buen humor suave que no pretende dañar o excluir, por el contrario, conecta a las personas, porque el ingenio correcto no es a expensas de otro o de uno mismo. 

El humor brinda una perspectiva diferente de la realidad 

En La quimera del oro (título original: The Gold Rush), Charlie Chaplin -el genio del bastón y el chiste mudo-, en su personaje «Charlot» un vagabundo solitario, pero con buen corazón, nos regala una serie de escenas antológicas de sátiras a la pobreza. 

Charlie Chaplin en la grabación de La quimera del oro (The Gold Rush), 1925.

La escena donde «Charlot» cocina y come su zapato es un buen ejemplo de cómo muchos chistes o eventos divertidos contradicen el sentido que tenemos de cómo se supone que deben ser las cosas. 

Cuando ponemos nuestra vida en perspectiva es más fácil afrontar los problemas, y el humor es una excelente manera de abordar las cosas desde un ángulo diferente. Por tanto, también lo podemos comprender como una expresión de alegría, que considera y procesa hechos reales con el fin de suavizarlos trayendo así serenidad a nuestras vidas. 

El humor es universal pero también culturalmente específico 

El humor es un fenómeno universal que está presente en todas las culturas humanas, la mayoría conocemos a Charlie Chaplin y nos hemos reído con sus chistes mudos, pero también tiene tintes culturales. Nacemos, crecemos y vivimos en culturas diferentes que nos permiten experimentar el humor de diferentes maneras. Así, el estilo y la expresión del humor dependen de los aspectos culturales y de los diferentes sistemas de valores

El humor es el «lubricante social» 

Aunque nos provoque risas, la risa también es un asunto serio. Se trata de la sensación más placentera de nuestra experiencia, es como una varita mágica que hace posible la construcción de los lazos interpersonales y grupales.  

Desde sus formas más alegres hasta las más absurdas, el humor desempeña un papel fundamental en la formación de vínculos sociales. Ya que posee la virtud de calmar situaciones tensas hasta fortalecer los lazos sociales. Lazos que necesitamos para sobrevivir y realizarnos como personas y miembros de la sociedad. De ahí que también en algunos países le llaman «lubricante social». 

La risa es el centro de nuestra humanidad y plenitud 

El Maestro estaba de un talante comunicativo, y por eso sus discípulos trataron de que les hiciera saber las fases por las que había pasado en su búsqueda de la divinidad. 
“Primero”, les dijo, “Dios me condujo de la mano al País de la Acción, donde permanecí una serie de años. Luego volvió y me condujo al País de la Aflicción, y allí viví hasta que mi corazón quedó purificado de toda afección desordenada. Entonces fue cuando me vi en el País del Amor, cuyas ardientes llamas consumieron cuanto quedaba en mí de egoísmo. Tras de lo cual, accedí al País del Silencio, donde se desvelaron ante mis asombrados ojos los misterios de la vida y de la muerte”. 
“¿Y fue ésta la fase final de tu búsqueda?”, le preguntaron. 
“No”, respondió el Maestro. “Un día dijo Dios: "Hoy voy a llevarte al santuario más escondido del Templo, al corazón del propio Dios". Y fui conducido al País de la Risa”. 
― Anthony de Mello, La oración de la rana