Es posible saber qué es la realidad

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En el taoísmo, al igual que en el budismo, la forma y la materia no constituyen el núcleo de la realidad, son ilusión, apariencia. Ante la pregunta si es posible saber qué es la realidad, el taoísmo nos dice que sí es posible. 

Algo existía «antes del cielo y la tierra» y a ese algo el autor del Tao Te Ching le dio el nombre de Tao. Para el taoísmo el Tao es la materia primordial de la que surge toda la materia. 

El Tao que puede ser expresado no es el Tao verdadero. 
Se le pueden dar nombres, pero no son el nombre verdadero. 
Sin nombre es el origen del Cielo y de la Tierra. 
Con nombre es la madre de todas las cosas. 
No siendo, podemos contemplar su esencia. 
Siendo, sólo vemos su apariencia. 
Ser y no ser emanan de la misma fuente, aunque tienen nombres diferentes. 
Ambos son un misterio. 
Y en ese misterio está la puerta a toda maravilla. 

― Tao Te Ching (el libro de la vida y de la virtud o el poder del camino, atribuido al filósofo chino Lao-Tse)

El Tao que puede ser expresado no es el Tao verdadero 

A partir del Tao surgió espontáneamente una matriz primordial de energía. En esta matriz se encuentra el qi (Chi): el principio taoísta de la fuerza vital. Qi significa aliento o aire, las respiraciones cósmicas que animan el universo y todas las formas del mundo. 

El Tao es el poder de expansión, el vacío primigenio y la unidad. Es el ser y el no ser sin consistir en ninguno de ellos, es lo inconcebible de lo que sólo podemos conocer aquello que no es: el Tao no es la nada ni su contrario. 

Si vas en búsqueda del Gran Creador, volverás con las manos vacías. El origen del universo es en última instancia incognoscible, un gran e invisible río que fluye eternamente a través de un fértil valle. Silencioso y no creado, crea todas las cosas.

― Hua Hu Ching (Texto taoísta) 

Es posible saber qué es la realidad 

El Tao significa el Camino, la vía, es tanto el camino que cada uno de nosotros ha de recorrer para llegar a la verdad como el fundamento mismo de la realidad, la cual es una. 

Para el taoísmo todo es parte del Tao, o una gran unidad, que se expresa por medio de la dualidad yin-yang/yang-yin, siendo observable como una danza de energía donde el yin refleja la receptividad y el ser, mientras el yang refleja la actividad y el hacer. Por tanto, todo gira en torno a la expresión y el equilibrio de la energía. 

Todas las cosas nacen del reino sutil al mundo manifestado mediante la relación mística del Yin y el Yang. El dinámico río Yang empuja hacia delante, el tranquilo valle Yin es receptivo, y mediante su integración nacen las cosas a la existencia. 

― Hua Hu Ching (Texto taoísta) 
Los placeres de los peces (The Pleasures of Fishes) de Zhou Dongqing, 1291.

La dualidad complementaria

El yang (energía liviana) viaja hacia los cielos, el yin (energía densa) viaja hacia la tierra. Entre los cielos y la tierra hay un punto de conexión igualmente importante. De estos tres aspectos emana toda la existencia, descrita como las «miríadas de cosas» o las «diez mil cosas». 

El principio del yin-yang, la dualidad complementaria, es un modelo de armonía. Todos los fenómenos naturales son generados por la alternancia entre las energías yin y yang. La materia fluye y refluye, se expande y se contrae. Asimismo, el qi es la fuente de la vida y está en todo. 

Para el taoísmo cada uno de nosotros es un microcosmos del universo. Si contemplamos la danza del yin-yang, aquí y ahora, entonces, es posible saber qué es la realidad: 

La realidad nunca y en ningún lugar es más accesible que en el momento inmediato de la propia vida. Solo ahí se puede ganar o perder. Lo único que nos garantiza es lo superficial, la fachada. Pero hay que superar esto. Entonces todo se aclara.  

― Kafka, en Conversaciones con Kafka de Gustav Janouch

Arte | Los placeres de los peces (The Pleasures of Fishes) de Zhou Dongqing, 1291. Dinastía Yuan (1271-1368). Se encuentra en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York, THE MET.

La pintura de Zhou se inspiró en un pasaje del clásico taoísta Zhuangzi (hacia el siglo IV a. C.), en el que Zhuangzi, paseando por un río, observa: «¡Mira cómo los pececillos salen y se lanzan por donde quieren! ¡Eso es lo que realmente disfrutan los peces!» Su compañero Huizi comenta: «No eres un pez, ¿cómo sabes lo que disfrutan los peces?» Zhuangzi responde: «Tú no eres yo, entonces, ¿cómo sabes que no sé lo que disfrutan los peces?» 
En la inscripción al final del cuadro el artista ha escrito: Al no ser pez, ¿cómo conocemos su felicidad? Pero podemos expresar nuestros sentimientos en nuestra pintura. Para sondear las sutilezas de lo ordinario, Debemos describir lo indescriptible. (Museo Metropolitano de Arte)