El labrador y la víbora

El labrador y la víbora es una fábula corta de Esopo (620—564 a. C.) un famoso fabulista griego. Las fábulas de Esopo recogen experiencias de la vida diaria con una enseñanza moral, esta fábula en particular nos dice que «no te confíes del malvado, creyendo que haciéndole un favor vas a cambiarle su naturaleza». 

Esopo narra la historia de un labrador que encuentra una víbora congelada en la nieve y se apiada de ella, no obstante, la víbora muerde a su salvador. Así, el labrador encuentra la muerte como resultado de su bondad. De manera sencilla, pero eficaz, la fábula ilustra lo que nos puede suceder cuando depositamos la confianza en los sinvergüenzas o malvados. 

El labrador y la víbora ilustrado por JJ Grandville.

Llegado el invierno, un labrador encontró una víbora helada de frío. Apiadado de ella, la recogió y la guardó en su pecho. Reanimada por el calor, la víbora, recobró sus sentidos y mató a su bienhechor, el cual, sintiéndose morir, exclamó:
— ¡Bien me lo merezco por haberme compadecido de un ser malvado! 
No te confíes del malvado, creyendo que haciéndole un favor vas a cambiarle su naturaleza. 
― El labrador y la víbora
, Fábulas de Esopo

El labrador y la víbora 

La fábula está registrada en diferentes fuentes. En la versión de Esopo el granjero muere reprochándose a sí mismo «por compadecerse de un ser malvado», mientras que en la versión de Fedro la serpiente dice que mordió a su benefactor «para enseñarle la lección de no esperar recompensa de los malvados». 

En ambas versiones los autores advierten no confiar en un ser sinvergüenza, creyendo que haciéndole un favor vamos a cambiarle su naturaleza. 

En principio, la fábula se trata sobre la confianza que depositamos en el otro. Ahora bien, confiar significa «tener total fe o lealtad», pero el otro es lo que es y punto, por tanto, lo que puede convertirse en un problema es la fe y la lealtad ciegas de quien confía. La fábula nos dice que, irremediablemente, la bondad hacia el mal se enfrentará con la traición, y la bondad no nos hará inmune al daño. 

Precisamente, la fábula advierte que hay seres sinvergüenzas y malvados que no están a la altura de la confianza brindada y la traicionan. Por consiguiente, debemos ser prudentes y no confiar en cualquiera, mucho menos si creemos que haciendo un favor vamos a cambiar su naturaleza

El problema no está en la confianza que damos, el problema está en quién confiamos. Básicamente, la enseñanza de la fábula es que «de nada sirve hacer el bien con quienes sólo están predispuestos a devolverte el mal». Esta enseñanza nos recuerda las palabras de la Biblia: 

No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las pisoteen, y se vuelvan y os despedacen.

 ― Mateo 7:6 

Arte | El labrador y la víbora ilustrado por JJ Grandville (1838-1840), grabado en madera.