El inconsciente según Freud

El inconsciente que nos presentó Sigmund Freud se caracteriza por estar compuesto por elementos racionales y emocionales que reprimimos, porque son un problema para nuestra conciencia. 

El aparato psíquico

El aparato psíquico se refiere a nuestra mente. Con la palabra «aparato» Freud se refiere a las partes que modulan la energía psíquica. También señala con ella, la capacidad que tiene nuestra mente para la transformación de dicha energía. 

Freud dividió la mente en la mente consciente (o el ego) y la mente inconsciente. Asimismo, explicó que los eventos psíquicos significativos ocurren «debajo de la superficie», como mensajes ocultos del inconsciente de los cuales no nos damos cuenta. El ello o instancia inconsciente es «la parte oscura e inaccesible de nuestra personalidad», el cual dominado por el principio del placer busca satisfacer los impulsos instintivos de manera total e inmediata. 

El superyó o centinela moral compara el yo con su propio ideal, y dominado por el deber moral se encarga de inhibir automáticamente los impulsos instintivos del ello. Por último, el yo o instancia consciente dominado por el principio de realidad intercede entre los impulsos y deseos instintivos del ello, por un lado, y las presiones morales del superyó, por otro, y entre éstas y las exigencias del medio social. 

Un in-dividuo [Individutim] es ahora para nosotros un ello psíquico, no conocido (no discernido} e inconsciente, sobre el cual, como una superficie, se asienta el yo… El yo no está separado tajantemente del ello: confluye hacia abajo con el ello… Es fácil inteligir que el yo es la parte del ello alterada por la influencia directa del mundo exterior… Además, se empeña en hacer valer sobre el ello el influjo del mundo exterior, así como sus propósitos propios; se afana por remplazar el principio de placer, que rige irrestrictamente en el ello, por el principio de realidad. Para el yo, la percepción cumple el papel que en el ello corresponde a la pulsión. El yo es el representante [reprásentieren] de lo que puede llamarse razón y prudencia, por oposición al ello, que contiene las pasiones.

― Sigmund Freud, Obras completas, volumen 19 El yo y el ello y otras obras 

Fuerzas instintivas

Para Freud, nuestra conducta se encuentra determinada por la dinámica de fuerzas instintivas de las cuales no tenemos conciencia. Somos un flujo de energía psíquica inconsciente que lucha por convertirse en consciente, frenado en dos zonas de represión y censura. 

La importancia funcional del yo se expresa en el hecho de que normalmente le es asignado el gobierno sobre los accesos a la motilidad. Así, con relación al ello, se parece al jinete que debe enfrenar la fuerza superior del caballo, con la diferencia de que el jinete lo intenta con sus propias fuerzas, mientras que el yo lo hace con fuerzas prestadas. Este símil se extiende un poco más. Así como al jinete, si quiere permanecer sobre el caballo, a menudo no le queda otro remedio que conducirlo adonde este quiere ir, también el yo suele trasponer en acción la voluntad del ello como si fuera la suya propia.

― Sigmund  Freud, Obras completas, volumen 19 El yo y el ello y otras obras 

La oposición entre lo real y lo psíquico

Por un lado, el superyó se esfuerza por la excelencia por encima del placer o la realidad y, por otro, inhabilita y cambia de manera automática aquellos impulsos destinados a producir pensamientos y acciones antisociales o inmorales. 

Mientras que el yo es esencialmente representante del mundo exterior, de la realidad, el superyó se le enfrenta como abogado del mundo interior, del ello. Ahora estamos preparados a discernirlo: conflictos entre el yo y el ideal espejarán, reflejarán, en último análisis, la oposición entre lo real y lo psíquico, el mundo exterior y el mundo interior. 

― Sigmund Freud, Obras completas, volumen 19 El yo y el ello y otras obras 

Nuevo Inconsciente

Los avances en las neurociencias explican un Nuevo Inconsciente, el cual es el principal determinante de nuestra conducta. Este Nuevo Inconsciente no se fundamenta en fuerzas reprimidas, sino que se trata de la arquitectura misma del cerebro, no está hecho para compartir lo que le sucede con nuestra conciencia, es verdaderamente inconsciente.