La diferencia entre valor y virtud puede ser difícil de comprender. Principalmente, porque son conceptos con significados muy cercanos que estamos acostumbrados a intercambiar y a utilizar como sinónimos, sin darnos cuenta de que existen diferencias sutiles entre ellos. Asimismo, las palabras valor y virtud están presentes en una buena cantidad de literatura que analiza estos conceptos, pero muy pocos artículos realizan una distinción clara de ellos.
¿Qué significa valor?
La palabra valor viene del latín valor, de valere, estar vigoroso o sano, ser más fuerte; y del griego axio (axios) que significa valor, dignidad, merecedor, que posee valor. La RAE explica la palabra valor como el «grado de utilidad o aptitud de las cosas para satisfacer las necesidades o proporcionar bienestar o deleite».
Por valor podemos entender la cualidad o creencia por la que apreciamos o deseamos algo. En este sentido, la filosofía nos dice que los valores no son cosas reales ni tampoco objetos ideales, son abstracciones, conceptos, elaboraciones mentales para identificar y expresar cualidades de los seres que solo existen en relación con algo.
Así, un trozo de mármol es una mera cosa; la mano del escultor le agrega belleza al «quitarle todo lo que le sobra», según la irónica imagen de un escultor, y el mármol-cosa se transformará en una estatua, en un bien. La estatua continúa conservando todas las características del mármol común -su peso, su constitución química, su dureza, etc.-; se le ha agregado algo, sin embargo, que la ha convertido en estatua. Este agregado es el valor estético. Los valores no son, por consiguiente, ni cosas, ni vivencias, ni esencias; son valores.
― Risieri Frondizi, ¿Qué son los valores?
Debido a que la lista de valores es interminable los ordenamos en grupos. Sin embargo, hay que tener en cuenta que los valores son ordenados de manera diferente según el punto de vista de quien los estudie. Por ejemplo, Scheler los ordena jerárquicamente desde lo agradable-desagradable hasta lo sagrado-profano.
Valor y contravalor
Un valor es una cualidad o creencia que necesita de un objeto o bien, pero no tiene existencia concreta. Antes de establecer una relación con algo es una posibilidad. El valor establece una relación de sentido con aquello que se relaciona, y el sentido puede ser positivo o negativo en relación a la dimensión afectada por el valor, generando el polo opuesto de cada valor su contravalor.
Más que tener una polaridad el valor es una polaridad en sí mismo, como una moneda y sus dos caras o la oposición del blanco y el negro, entendidos el blanco y el negro no como colores, porque no son colores -los colores son longitudes de onda reflejadas por los objetos al ojo humano- el blanco es luz pura y el negro es ausencia de luz. Lo que se ilustra es que no hay grados o una gama de tonalidades de, digamos, respeto o irrespeto, solo existe la posibilidad del valor o su contravalor. Como veremos más adelante es la persona la que tiene grados de virtud y eso es completamente diferente.
¿Qué significa virtud?
La palabra virtud viene del latín virtus, que igual que su equivalente griego, areté, significa cualidad excelente. La RAE precisa la virtud moral como el «hábito de obrar bien, independientemente de los preceptos de la ley, por sola la bondad de la operación y conformidad con la razón natural».
Por virtud podemos comprender la disposición habitual a obrar bien en sentido moral. Al respecto, la filosofía nos dice que una virtud es un valor moral, y un valor moral es un acto valorado como bueno. Asimismo, dado que la virtud es nuestra disposición aprendida a hacer lo que es moralmente bueno, la virtud es una cualidad de la voluntad que supone un bien para uno mismo o para los demás.
Ni en el mundo ni, en general, fuera de él es posible pensar nada que pueda ser considerado bueno sin restricción, excepto una buena voluntad.
— Immanuel Kant, Fundamentación de la metafísica de las costumbres
La virtud ética
La virtud ética es la cualidad de pensar en la acción correcta entre dos extremos, es el justo medio aristotélico, es decir, la disposición a pensar bien para alcanzar lo mejor entre dos extremos, uno de exceso y otro de deficiencia: ¿Qué es lo correcto entre ser el cobarde, que huye de todos los peligros y la persona temeraria, que juzga que vale la pena afrontar cada peligro?
La virtud es pues una disposición voluntaria que consiste en el medio con relación a nosotros, definido por la razón y conforme a la conducta del hombre sabio.
― Aristóteles, Ética a Nicómaco
Akrasia o debilidad de la voluntad
Poseer una virtud es una cuestión de grado, porque no es fácil lograr que nuestras emociones estén en armonía con el reconocimiento racional de ciertas razones para la acción. Otra manera de decirlo es que a veces lo que guardamos en el corazón tiene más peso que hacer lo correcto.
Es necesario decir que toda virtud, siendo la virtud de alguien, es lo que le confiere el estar bien dispuesto y obrar bien.
― Aristóteles, Ética a Nicómaco
La persona virtuosa hace lo correcto sin luchar contra los deseos contrarios, porque posee autocontrol y no va en contra del propio buen juicio, mientras que a una persona poco virtuosa le falta el autocontrol o actúa en contra del propio buen juicio. En consecuencia, no puede controlar el deseo o la tentación de hacer lo contrario a lo correcto.
Aristóteles llamó a la incontinencia ética akrasia que normalmente se traduce como «debilidad de la voluntad». Básicamente, la akrasia nos dice que podemos saber lo que es bueno y de todas formas elegir hacer lo contrario. Así, entre una persona virtuosa y una poco virtuosa hay grados de la fuerza para aguantar la tentación y hacer lo correcto.
Nuestras razones, decisiones y acciones reflejan todo lo que somos, quedando al descubierto nuestras virtudes, la ausencia de ellas o nuestra vaguedad frente al bien y el mal.
La virtud es un rasgo de carácter excelente que todos necesitamos para vivir la vida de la mejor manera posible. Concretamente, una virtud es una disposición que tenemos bien arraigada, y que nos permite actuar de una manera característica. No obstante, más que tratarse de lo que hacemos se trata de lo que somos: poseer una virtud es ser cierto tipo de persona.
¿Cuál es la diferencia entre valor y virtud?
Valor y virtud son palabras significativas que todos usamos frecuentemente, y la verdad es que no estamos tan equivocados al usar los conceptos indistintamente. Porque tanto un valor como una virtud son una cualidad deseable que encontramos buena desde el punto de vista moral. Sin embargo, a diferencia del valor, la virtud no es una creencia es un valor vivido o llevado a la práctica. Por consiguiente, en la virtud la cualidad no reside en objetos particulares o bienes, sino en nuestra conducta: «en un hombre virtuoso la voluntad es la que es buena».
Ahora bien, una virtud es una realidad objetiva que no está limitada por nuestras opiniones personales. En otras palabras, una virtud es un valor universal. Así, una gran diferencia entre valor y virtud es que un valor es una creencia interna, subjetiva y flexible con respecto a las cosas. Pero la virtud no lo es, es absoluta y universal, no cambia, lo que cambia es la manera en que las personas apreciamos la virtud.
Otra manera de comprender esto, es ver al valor como el juicio que hacemos sobre lo que es importante en la vida, y a la virtud como un excelente rasgo de carácter. Por lo tanto, es posible que una cualidad deseable sea tanto un valor como una virtud, por ejemplo, la justicia es tanto un valor social como una virtud, igualmente, la compasión es tanto un valor religioso como una virtud.
La diferencia entre valor y virtud es que la virtud nos permite tener claro en una situación lo que está bien y lo que está mal.
La vida es completamente indiferente ante el hecho de si tenemos claro o no en una situación lo que está bien y lo que está mal. La vida es un caleidoscopio de colores, pero somos nosotros los que mezclamos los colores y tonos de manera que formen un conjunto armónico o desarmónico. Los matices cambian según la perspectiva que nos brinda el lugar donde estamos parados: emociones, sentimientos, pensamientos, delirios, deseos, ambiciones, miedos, etcétera. En otras palabras, nuestro mundo es lo que es porque nosotros somos lo que somos.
Nos agradan los tonos grises porque así podemos salirnos con la nuestra, aunque todos en algún momento nos hemos enfrentado al contravalor y sabemos de primera mano que los valores no toleran una oposición diferente al blanco y al negro. Porque, como en el lienzo Guernica, en los grises está la barbarie.
Foto | Guernica de Pablo Picasso por Dora Maar, 1937. La serie de fotos de Maar y el Guernica están en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid.
«La sobriedad cromática, la intensidad de todos y cada uno de los motivos, y la articulación de esos mismos motivos, determinan el extremado carácter trágico de la escena, que se iba a convertir en el emblema de los desgarradores conflictos de la sociedad de nuestros días». (Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía)