Amor

El amor es un sentimiento fuerte que nos permite experimentar relaciones afectivas positivamente sentidas. 

Sinónimos

Pasión, intimidad, devoción, cariño, afecto, ternura, adoración, empatía, compasión, bondad, predilección, querer, unidad, unión, conexión, simpatía, respeto. 

Etimología

Proviene del latín amor, palabra relacionada con la raíz indoeuropea amma que significa madre. 

Definición

La palabra amor no define al amor. De hecho, la palabra no existe en algunos idiomas -como el papú-, o la palabra está ampliamente definida como es el caso del español. En el Diccionario de  la Real Academia Española se cuentan 14 definiciones, esto hace la palabra amor imprecisa y genera problemas de definición y significado. 

Para hacernos una idea de su significado, anotamos la tercera definición: «Sentimiento de afecto, inclinación y entrega a alguien o algo.» 

Si bien hay consenso en que el amor es la emoción más poderosa que podemos experimentar, a la mayoría nos resulta difícil explicarlo. La verdad es que no sabemos lo que es y no sabemos que no sabemos. 

Introducción

Lo que sentimos por nuestra pareja no es el mismo amor que sentimos por nuestra madre. Incluso lo que sentimos por nuestra pareja cambia con el tiempo. Nuestros sentimientos son diferentes según las situaciones y las personas. 

En la antigua Grecia no tenían estos problemas de definición y significado, ellos utilizaban 7 palabras para definir los diferentes estados de amor: 

Storge: Afecto natural, el sentimiento que compartimos con la familia. 

Philia: Lo que sentimos por los amigos. 

Eros: La atracción y el deseo sexual y erótico (positivo o negativo). 

Agape: Sentimiento incondicional o amor divino. 

Ludus: Sentimiento juguetón, como amor infantil o flirteo. 

Pragma: Sentimiento de larga data. El amor en una pareja casada. 

Philautia: El amor del yo (negativo o positivo). 

Cabe anotar, que la filosofía ha estudiado el amor desde tres de estos términos griegos, a saber, eros, philia y agape. 

Descripción

El amor no es un concepto de valor o virtud, sino un sentimiento o una emoción. Sin embargo, para la axiología es muy importante porque desencadena ciertas virtudes, es decir, puede crear un sistema de valores como la familia o la amistad. 

En principio, se trata de un sentimiento fuerte con una actitud de conexión íntima y profunda con una persona -o grupo de personas-, que excede el propósito o beneficio de una relación interpersonal. Generalmente, este sentimiento se expresa a través de afecto, aprecio y respeto. 

Aquello que en las distintas religiones se llama humildad, compasión y devoción, encuentra su perfección en nuestra capacidad para amar. Ahora bien, no existen formas de amor menos o más perfectas, el amor siempre es incondicional y perfecto. Porque el amor une todos los aspectos e intenciones que son constructivos, benevolentes, afectuosos, incondicionales y de naturaleza solidaria como la confianza, la empatía, el afecto, la generosidad o el idealismo, entre muchos otros. 

Tiene la cualidad de hacernos irremediablemente sensibles, nunca indiferentes. De ahí, que la forma más elevada de la vida sabia y virtuosa tiene lugar a través del amor.

Un caleidoscopio de emociones

Ahora bien, sobre este sentimiento la filosofía nos presenta diferentes perspectivas. Así encontramos que algunos filósofos opinan que es posible el estudio de su naturaleza. Mientras que otros están convencidos que es conceptualmente irracional, algo así como un caleidoscopio de emociones que desafían el examen racional. 

En nuestro tiempo se entiende como un fenómeno de la conciencia y se explica desde sus causas psicológicas. 

Por ejemplo, para Freud es deseo y sufrimiento, mientras que para Sartre es una empresa contradictoria condenada de antemano al fracaso: «Amar es, en esencia, el proyecto de hacerse amar». En nuestro intento por adueñarnos del otro alienamos la libertad, ya sea la propia o la del otro. Por eso somos «pasión inútil». 

La cuestión es que sólo podemos amar en libertad en un intento por abarcar el bien en su totalidad y la necesidad de darlo todo, como lo explicó Nietzsche: «un desbordamiento hacia algo ilimitado». 

Por consiguiente, nunca amaremos de verdad si no podemos superar la dependencia y el deseo de obtener algo de la otra persona.