La amistad es una relación entre personas o entre comunidades humanas basada en el afecto mutuo y la confianza.
Sinónimos
Alianza, convenio, relación, vínculo, armonía, conexión, afinidad, intimidad, compañerismo, camaradería, fraternidad, hermandad, afinidad electiva, afinidad de espíritu.
Etimología
La palabra amistad encuentra sus raíces en el latín vulgar amīcitās, -ātis, y este del clásico amīcus que significa cualidad de amigo. La palabra amīcus se compone de amare (amar), -icus (-ico) sufijo que indica relativo a, más el sufijo -dad (cualidad). El amor es la raíz de la amistad, por tanto, la podemos comprender como dar o recibir un afecto desinteresado.
Definición
En el diccionario de La Real Academia Española leemos que la amistad es el «afecto personal, puro y desinteresado, compartido con otra persona, que nace y se fortalece con el trato».
Introducción
Todos queremos sentirnos amados, el problema es que nos resulta difícil saber en qué consiste ese tipo de amor que queremos, y mucho más cómo encontrarlo. Afortunadamente, la sabiduría de los antiguos sabios y la sensibilidad de los poetas nos guían como un faro hacia el amor de la verdadera amistad.
Amigo mío, tengo tanta necesidad de tu amistad. Tengo sed de un compañero que respete en mí, por encima de los litigios de la razón, el peregrino de aquel fuego.
A veces tengo necesidad de gustar por adelantado el calor prometido, Y descansar, más allá de mí mismo, en esa cita que será la nuestra.
Hallo la paz. Más allá de mis palabras torpes, más allá de los razonamientos que me pueden engañar, tú consideras en mí, simplemente al Hombre, tú honras en mí al embajador de creencias, de costumbres, de amores particulares.
Si difiero de ti, lejos de menoscabarte te engrandezco. Me interrogas como se interroga al viajero,
Yo, que como todos, experimento la necesidad de ser reconocido, me siento puro en ti y voy hacia ti. Tengo necesidad de ir allí donde soy puro.
Jamás han sido mis fórmulas ni mis andanzas las que te informaron acerca de lo que soy, sino que la aceptación de quien soy te ha hecho, necesariamente, indulgente para con esas andanzas y esas fórmulas.
Te estoy agradecido porque me recibes tal como soy. ¿Qué he de hacer con un amigo que me juzga?
Si todavía combato, combatiré un poco por ti. Tengo necesidad de ti. Tengo necesidad de ayudarte a vivir.
― Antoine de Saint-Exupéry, Amigo mío
Saint-Exupéry nos recuerda que necesitamos de un amigo que nos de su afecto desinteresado y nos acepte incondicionalmente. Porque nos sentimos amados cuando sabemos que nuestro amigo nos ve por lo que realmente somos y ama lo que ve.
Descripción
La amistad es una relación personal que implica cierto grado de intimidad, y se basa en una preocupación sincera por parte de cada amigo por el bien del otro. Los antiguos griegos llamaron philia a este amor que sentimos por los amigos. Sin embargo, la philia aristotélica debe entenderse como la experiencia guiada por la virtud, y puede caracterizarse como aquella virtud que, perfeccionando la virtud de la justicia, hace posible la constitución de la comunidad política desde las múltiples formas éticas de relación de los ciudadanos entre sí.
Aristóteles comienza el libro VIII de Ética a Nicómaco señalando que la amistad es una virtud y además una muy importante y necesaria para la vida, porque nadie desea vivir sin amigos. Así, la describe como una buena voluntad recíproca. Ahora bien, hay tres tipos de amistades: de utilidad, de placer y una amistad perfecta. No obstante, la fuente de esa buena voluntad es lo que diferencia la amistad perfecta de las dos formas imperfectas de amistad.
Quizá quedaría ello claro si se llega a conocer el objeto de la amistad: pues parece obvio que no todo es amado, sino sólo lo «amable», y que esto es o lo bueno o lo placentero o lo útil. Y parecería que es «útil» aquello por lo que se produce algún bien o algún placer, de manera que objeto de amistad son lo bueno y lo placentero como fines.
― Aristóteles, Ética a Nicómaco
Las dos formas imperfectas de amistad se basan en la utilidad o en el placer
En una amistad de utilidad, las personas se conectan por algún bien que pueden obtener unas de otras. Sin embargo, una vez desaparece el bien que ambas partes desean la amistad se disuelve. Con una amistad de placer sucede algo similar, las personas solo están conectadas por algún tipo de placer que pueden obtener una de la otra. Si quitamos el placer, entonces la amistad se disuelve.
De manera que los que se aman por utilidad no se aman por ellos mismos, sino en la medida en que se les origina mutuamente un bien. Igualmente los que se aman por placer. No se ama a los ingeniosos por ser de una índole determinada, sino porque a uno le resultan placenteros. Luego los que aman por utilidad o por placer lo hacen por su propio bien o su propio placer; y no por otra persona en tanto que objeto de amistad, sino en tanto que útil o placentero. Por consiguiente, estas amistades lo son por concurrencia -y a que uno no es amado por ser tal como es la persona amada, sino unos, porque proporcionan un bien, y otros, placer-. Y, claro, son fáciles de romperse cuando las propias partes no permanecen las mismas: dejan de amar cuando ya no son placenteros o útiles. Y lo útil no permanece igual, sino que cada vez es de una forma. Por ende, cuando se deshace aquello por lo que eran amigos, se deshace también la amistad, ya que existía con vistas a aquello.
― Aristóteles, Ética a Nicómaco
Somos amigos imperfectos cuando amamos los beneficios que obtenemos de la relación, ya sean cosas agradables, útiles o ambas cosas y nuestra buena voluntad se deriva de eso. En otras palabras, nuestros afectos encierran intereses y se basan en cosas impermanentes que nos benefician como la belleza física, el estatus social, la riqueza o las experiencias compartidas. En consecuencia, las amistades imperfectas surgen y mueren cuando no podemos satisfacer nuestros intereses.
La amistad como virtud: una amistad perfecta
En una amistad perfecta el afecto es desinteresado, así los amigos se aman por su propio bien y se desean cosas buenas. Este tipo de amistad dice Aristóteles sólo es posible entre «los buenos y semejantes en virtud», porque sólo las buenas personas son capaces de amar a otra persona por sí misma.
Perfecta, sin embargo, es la amistad de los buenos y semejantes en virtud, pues éstos se desean mutuamente el bien por igual, en tanto que buenos; y son buenos por sí mismos. Son amigos sobre todo aquellos que desean el bien de sus amigos por ellos, pues tienen esa condición por sí mismos y no por concurrencia. Por consiguiente, su amistad perdura mientras son buenos, y la virtud es perdurable. Además, cada uno de ellos es bueno en sentido absoluto y para su amigo, pues los buenos son buenos absolutamente y son recíprocamente beneficiosos. Igualmente son agradables, pues los que son absolutamente buenos también son recíprocamente agradables: para cada cual son placenteras sus propias acciones y las similares; y las de los buenos son idénticas o semejantes.
― Aristóteles, Ética a Nicómaco
Ahora bien, las amistades perfectas también pueden ser placenteras o útiles. Lo que las hace diferentes es que el placer o la utilidad no es la fuente del amor que los verdaderos amigos sienten el uno por el otro. Un verdadero amigo ama a su amigo por lo que es, por su carácter. Precisamente, porque el amor se basa en algo perdurable, la amistad también es perdurable.
La amistad como sistema de valores
La amistad también se puede comprender como un sistema de valores, y un sistema de valores es la suma de todos los valores concretos para un área específica y que apreciamos como individuos, comunidad o sociedad. En el caso de la amistad se trata de valores que favorecen el deseo del bien el uno al otro, haciendo a un lado el interés propio o factores externos e instrumentales.
De ahí, que el concepto de amistad se torna comprensible a través de conceptos de valor asignados individualmente. Por ejemplo: aventura, reconocimiento, honestidad, cordialidad, amabilidad, integridad, simpatía, empatía, espíritu de equipo, lealtad, confianza, respeto, afecto, etcétera.
Si bien socialmente establecemos un sistema ideal de valores para la amistad, este no es, necesariamente, apreciado en la conciencia individual. Cada persona puede establecer su propio sistema de valores o antivalores, construyendo así un conjunto de preferencias. Esto, obviamente, nos puede colocar ante errores de apreciación o situaciones complejas y dramáticas.
Lo importante es poder mirar dentro de nosotros y tener valores claros. Después de todo, de nuestros valores depende con quién nos juntamos y a quiénes escogemos como compañeros de vida.